Ya era oficial. Había llegado el otoño.
Tal vez sean nuestros errores los que conformen nuestro destino. Porque sin ellos ¿qué daría sentido a nuestras vidas? Tal vez si nunca nos desviáramos del rumbo fijado no nos enamoraríamos, ni tendríamos hijos. Ni seríamos quienes somos.
Después de todo las estaciones cambian y también las ciudades. Y las personas entran y salen de nuestras vidas. Pero es un consuelo saber que aquellas a las que amas siempre vivirán en tu corazón.
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